Para todos los
efectos, esta Hermandad es una asociación pública de fieles y se denomina:
FERVOROSA E ILUSTRE HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE NUESTRO PADRE JESÚS
DESCENDIDO DE LA CRUZ ,
NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LA AMARGURA Y
SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ.
El fin general
de la Hermandad
será procurar y facilitar la formación y vivencia cristiana de sus hermanos,
tomando a la Iglesia
local como medio de enriquecer la espiritualidad propia de la Hermandad y siendo ésta,
a su vez, la mejor colaboradora para que la Parroquia , pueda
desarrollar sus actividades de evangelización y ejercicio de la caridad
cristiana sobre la ciudad de Dos Hermanas.
Es además, fin
inmediato de la Hermandad ,
como “asociación Eclesial” ratificar el Símbolo Apostólico de la Iglesia , a saber:
evangelizar y santificar a los hombres y mujeres y formar cristianamente su
conciencia, de suerte que éstos puedan imbuir de espíritu evangélico a las
diversas comunidades y ambientes (can.298.1). Al estar la Hermandad constituida en Cofradía de Penitencia,
tiene la finalidad de mantener e incrementar el culto público a las Sagradas
Imágenes de Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz , Nuestra Madre y Señora
de la Amargura
y Santa Ángela de la Cruz ,
para llegar por este medio a conocer y amar más y mejor al Cristo Real, el del
Evangelio y a su Santísima Madre Inmaculada y Asunta en cuerpo y alma a los
Cielos.
Considerándonos
miembros de la Santa Iglesia
Católica, declaramos que nuestra Hermandad es una comunidad de seglares que
siguen a Cristo y a su Santísima Madre.
Basados en el
bagaje religioso heredado desde nuestra fundación, nos declaramos seglares que
queremos seguir a Cristo en el pasaje evangelizo de su Sagrado Descendimiento
de la Cruz y que
caminamos con la Devoción
a la Amargura
de nuestra Madre la Virgen María.
Comprometidos
como miembros de la Santa Iglesia
Católica, reconocemos la obligación contraída de ser portadores de nuestra Fe
para dejarla en el espíritu de generaciones venideras al igual que por los
siglos de los siglos perdura y perdurará la Iglesia de Cristo.
Esta Hermandad
inspirada en su Amadísima Titular Santa Ángela de la Cruz , se compromete en
imitarla en todos los actos de su vida, practicando las obras de misericordia
hacía los más humildes, los más pobres y especialmente con los hermanos
enfermos.
Vocación
Cristiana.
Los hermanos
han de sentirse, ante todo, personas que han aceptado consciente y libremente
su Bautismo, por lo que se han incorporado a Cristo y son miembros vivos de su
Cuerpo, que es la Iglesia ,
presente para cada uno por la comunidad en la que vive con otros la fidelidad
al Señor.
Identificación
con Cristo.
En la palabra
de Dios, como testimonio de la predicación apostólica, y animados por el
Magisterio de la Iglesia ,
los hermanos podrán conocer a Jesús, en quién Dios nos ha revelado su voluntad.
La imagen de
Jesucristo representada en el Sagrado Descendimiento de la Cruz , nos recuerda a Jesús de
Nazaret, el Hijo de Dios que se hizo hombre, solidarizándose con los que sufren
moral y físicamente, para redimirnos de toda situación de muerte y llevarnos a
una nueva vida.
Los hermanos
han de ver en el Misterio de Nuestra Sagrada Imagen Titular lo que, con Jesús y
por Jesús, quieren ser para otros hombres.
Devoción a
María, la Madre
de Jesús.
La devoción del
cofrade a la Madre
de Jesús debe llevarle a imitar la actitud de María, que supone aceptar la
primera a Cristo, comprometiendo su vida con El desde la Encarnación hasta la
Cruz. Ella
estuvo presente en los primeros momentos de la Iglesia y lo sigue estando
hoy para nosotros como modelo de la actitud cristiana y como Madre de este
Cuerpo, la Iglesia ,
cuya cabeza es Cristo, el hijo de la
Virgen.
Por ello, el
cofrade debe manifestar su cariño y gratitud a la Bendita Mujer , que quiso servir
al plan de salvación que Dios quiere para los hombres.
Comunidad de
Fe.
A la luz de
esta Fe, los hermanos podrán conocer con mayor exactitud la voluntad de Dios, y
podrán dar mejor respuesta a las exigencias de los llamados “signos de los
tiempos”.
Ello supondrá
una continua conversión a Cristo en su Iglesia, personal y colectivamente, para
hacer posible en la vida individual y social el retiro de Dios, anunciado por
Cristo.
Comunidad de
Amor.
La unión,
nacida del amor fraterno que Jesús propone, como distintivo de los suyos, hará
que cada hermano pueda sentirse en comunión con quienes comparten su misma Fe y
habrán de ver siempre en la actitud humilde de alcanzar del Señor la gracia de
poder cumplir su mandato: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
Por ello, los
hermanos deberán estar siempre animados por su espíritu de servicio, que
estimule e impulse igualmente la preocupación de la Hermandad por la
realización de los derechos fundamentales de las personas, y una prontitud para
el perdón de los pecados y ofensa de los demás, como se indica en el Santo
Evangelio, de forma que quienes vean esto puedan sentirse atraídos hacia
Jesucristo quien hace posible esto en nosotros, y así glorifique a Dios Padre.
Comunidad de
Culto.
El Bautismo nos
ha configurado con Cristo, en quien Dios se complace. Y nos ha unido a un
pueblo Sacerdotal, para dar a Dios el homenaje de nuestra alabanza y amor
filial. Este sacerdocio, el cristiano lo ejerce fundamentalmente interpretando
correctamente con su conducta, la vida y las relaciones humanas, de manera que
su actitud ante las tareas de este mundo resulten un verdadero cumplimiento de
la voluntad de Dios Creador y Padre, que Cristo nos ha revelado.
Por ello, los
hermanos, si quieren ser verdaderos adoradores de Dios, evitarán caer en lo que
dijo el profeta y que Jesús recordó: “Este pueblo me honra con sus labios, pero
su corazón está lejos de mi”.
La oración, los
sacramentos y cualquier acto de culto, debe presuponer en el hermano una
actitud de vida cristiana que se celebra, se consagra y se compromete en las
acciones culturales.
Comunión
eclesial.
Esta Hermandad
quiere reconocerse y que se la reconozca como Grupo Comunitario de la Iglesia de Dos Hermanas, y
desde ella desea estar, en comunión de la Iglesia Parroquial ,
Diocesana y Universal.
Por ello,
nuestra incorporación a la vida Parroquial, y nuestra colaboración en las
tareas de la Iglesia ,
así como la presencia del Párroco u otro sacerdote en la Hermandad será
considerada como un deber cristiano de la misma, que nos hará vivir la comunión
eclesial, con el Papa y el Obispo Diocesano, quienes, ayudados por los
Presbíteros, hacen presente a Cristo Pastor supremo y nos confirma en la Fe de la Iglesia Universal.
Pobreza y
sencillez evangélica.
Somos
seguidores de quien, pudiendo tener otra suerte, se identificó con la condición
de los pobres, a quienes anunció preferentemente el Reino y llamó
bienaventurados: de quien hizo de la pobreta y de la sencillez no un signo de
miseria y desgracia humana, sino una actitud de amor y de libertad, en orden a
compartir los bienes de la tierra y como condición para participar en el Reno
de Dios.
También María
proclamó la salvación como una liberación de los hambrientos y sencillos. Por
ello, como Asociación de la
Iglesia , animados por María y a ejemplo de Cristo, la Hermandad rechaza toda
ostentación de poder económico, social y político y todos los gastos que no
sean indispensables, para que sus actuaciones lo sean y aparezcan como
netamente eclesiales y evangélicas.
Así mismo,
apoyados por el Evangelio y en la doctrina social de la Iglesia , los hermanos
deben colaborar, con amor cristiano y en actitudes y medios evangélicos, a
combatir la miseria, la injusticia y desigualdades de nuestra sociedad actual.